Las azafatas de yates de lujo suelen servir el desayuno y el almuerzo, junto con las bebidas refrescantes durante el día y el refrigerio por la tarde. La opción extra incluye también la cena. El menú suele ofrecerse por adelantado, justo después de confirmar la reserva. El menú puede ser aceptado o modificado por los clientes dependiendo de sus propias preferencias o dieta (menú vegetariano o vegano, intolerancias alimentarias, etc.). La azafata siempre tiene que levantarse primera, porque el desayuno tiene que servirse cuando los clientes se levantan. Por favor, levántese a la hora acordada, ya que es desastroso para la tripulación que los clientes lleguen tarde o demasiado pronto.

Justo después de servir el desayuno, la azafata corre bajo cubierta para limpiar los aseos y los camarotes. Lo hace a diario, así que ten en cuenta dejarle algo de tiempo y espacio para hacerlo correctamente. Justo después de terminar el desayuno, la azafata tiene que fregar los platos (normalmente en marcha) y planificar los aperitivos y las bebidas para la pausa del baño y/o el almuerzo. No obligues a la azafata a cuidar de niños, porque no es una de sus obligaciones. Está bastante ocupada entre las dos comidas.

Las noches suelen ser libres para las azafatas de yates de lujo (si no está obligada a servir la cena). Respete su tiempo de intimidad, puesto que trabaja desde la primera hora de la mañana. Parte del aprovisionamiento puede hacerse por la tarde o por la noche, pero el pan fresco y los cruasanes solo están disponibles a primera hora de la mañana, así que la azafata nunca puede permitirse una mañana perezosa. Se considera normal que la azafata no sepa exactamente cómo les gustan a los clientes los huevos para desayunar o qué tipo de cereales son sus preferidos, por lo que es crucial una reunión informativa inicial detallada con la azafata, así como una comunicación paciente y comprensiva más adelante.

Los clientes deben ser conscientes de los límites de la cocina y los frigoríficos de a bordo, por lo que no es justo exigir comidas excéntricas o de "alta cocina". Para tales exigencias, hay que contratar a un chef, lo que también es posible. Al fin y al cabo, en caso de disputa o malentendido, la cuestión debe resolverse junto con el patrón, ya que él supervisa a la tripulación y el yate. Al final, la azafata de un yate actúa como un marinero de cubierta en muchas situaciones que amplían su lista de obligaciones. Las azafatas son miembros de la tripulación muy trabajadores y cargan con la gran parte de la responsabilidad. La satisfacción de los clientes depende en gran medida de su actuación. Por consiguiente, las azafatas no están allí para cuidar de niños, entretener a los clientes o salir de fiesta con ellos. Hay otro personal que puede contratarse para esas actividades.

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